Cazones, Ver.- La escalada de violencia y terror en Veracruz, evidenciada por el macabro espectáculo de sujetos fuertemente armados abandonando restos humanos frente al Palacio Municipal, seguido de una balacera que sembró pánico entre los ciudadanos, es un trágico recordatorio de la profunda crisis de seguridad que persiste en la entidad.
Estos eventos ocurridos ayer, en plena luz del día y frente a las autoridades del gobierno local fallido, son un síntoma alarmante de la impunidad y el desafío abierto a la ley por parte de grupos delictivos.
La incapacidad del gobierno estatal para contener la violencia y proteger a sus ciudadanos es evidente, y las consecuencias son cada vez más devastadoras.
Asimismo, la falta de medidas efectivas para combatir la criminalidad y garantizar la seguridad pública ha dejado a la población vulnerable y expuesta a la barbarie. La presencia de sujetos armados desafiando abiertamente a las autoridades en el corazón de una ciudad es una afrenta al estado de derecho y un insulto a las familias.
El gobierno del estado de Veracruz no puede seguir ignorando la grave situación de inseguridad que enfrenta. La impunidad y la violencia no pueden ser la realidad cotidiana de Veracruz. Es necesario un cambio urgente y decidido en la estrategia de seguridad del estado para restaurar la confianza y la tranquilidad de sus habitantes.
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