Tuxpan, Ver.- Además de que es una actitud natural en los seres humanos, la paz, como objeto de esperanza, es un bien precioso al que se debe aspirar siempre, señaló Juan Navarro Castellanos, obispo de la Diócesis de Tuxpan.
En el marco del cierre de un ciclo y apertura del año nuevo, el patriarca católico hizo énfasis en que la humanidad lleva, en la memoria y en la carne, los signos de las guerras y de los conflictos.
“Naciones enteras se afanan por liberarse de las cadenas de la explotación y de la corrupción, que alimentan el odio y la violencia”, subrayó.
Asimismo, hizo notar que el mundo vive la perversa contradicción de querer defender y garantizar la estabilidad y la paz, en base a la prepotencia que genera miedo y desconfianza, que luego termina por envenenar las relaciones entre pueblos e impide todo posible diálogo.
“Hay que tener en cuenta las guerras y la violencia, de modo que la conciencia, que surge de esas experiencias, constituya la raíz y sugiera el camino para las decisiones de paz en el presente y en el futuro”.
Recalcó que la paz debe ser el camino de reconciliación en la comunión fraterna.
“Para lograr estos resultados, necesitamos un cambio en las convicciones y en la visión del mundo que nos rodea. De manera que podamos vivir el encuentro con las personas, que valoremos y acojamos el precioso regalo de la creación, que refleja la belleza y la sabiduría de su Creador”, concluyó.
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