Copenhague, Dk. – La escultura “Gran Sirena”, ubicada en el Fuerte Dragør, fue retirada tras fuertes críticas que la calificaron de “fea y pornográfica”.
La obra, creada en 2006 por Peter Bech, causó polémica por su representación erótica de una sirena de gran tamaño. La comunidad y expertos cuestionaron su adecuación al patrimonio cultural local.
Este caso recuerda a la escultura «Tabú», cambien conocida como “La Teibolera” de Poza Rica, creación de la hija del ex-alcalde Guadalupe Velázquez, que también fue retirada por generar rechazo debido a su pose sugerente y carga erótica. Ambas situaciones abren el debate sobre los límites del arte público, la representación del cuerpo femenino y la sensibilidad cultural.
Si bien el arte debe ser un espacio de libertad y exploración, no se puede ignorar que las obras expuestas en espacios públicos deben dialogar con la comunidad, su historia y sus valores. El rechazo hacia estas esculturas no surge de un prejuicio ciego, sino de una reacción legítima frente a imágenes que muchos consideran fuera de lugar o irrespetuosas para el entorno.
