La institución católica ha sido formadora de generaciones desde 1956; con evento cultural este jueves, inicia serie de actividades rumbo a febrero de 2026.
Hipólito Moreno Tapia
Álamo, Ver.- Con el Primer Encuentro Interescolar de Huapango, de acceso libre, a celebrarse la tarde de este jueves, el Colegio Progreso da inicio a una serie de eventos conmemorativos rumbo a su 70 aniversario, el cual se celebrará en febrero de 2026.
El colegio, ubicado en la zona centro de la ciudad y fundado el 8 de febrero de 1956, es considerado uno de los más antiguos y consolidados en el municipio de Álamo. Actualmente está a cargo de la madre Juana Lara García y forma parte del sistema de escuelas católicas, con una propuesta pedagógica centrada en valores cristianos, educación integral y compromiso social.
Su historia se remonta a la solicitud del entonces obispo de Papantla, Don Luis Cabrera Cruz, quien pidió a la Reverenda Madre Clemencia Borja Taboada el envío de hermanas Misioneras Marianas para establecer un centro educativo en Álamo. La primera directora fue la madre Leticia Rosales, acompañada por las religiosas María Auxilio Galicia Contreras y Delfina Vega.
El objetivo del centro es formar personas ejemplares a partir de una sólida base cristiana, humana, científica y tecnológica, fomentando virtudes como la presencia de Dios, fraternidad, humildad, espíritu de servicio y amor a la vida.
El nombre del colegio surgió precisamente de una anécdota ocurrida ocho días después de su fundación, cuando el obispo, al visitar el nuevo plantel, declaró que «sería un verdadero progreso para Álamo», por lo que se registró como Colegio Progreso al incorporarse a la SEP.
La institución cuenta con aulas, un amplio domo para actividades religiosas y culturales, y mantiene un vínculo cercano con la parroquia local a través de la catequesis y el acompañamiento pastoral.
Con casi 70 años de historia, el Colegio Progreso ha formado generaciones de alamenses que hoy se desempeñan como profesionistas, comerciantes, obreros, sacerdotes, amas de casa y líderes comunitarios, todos con un sello distintivo: ser ciudadanos comprometidos con los valores.