Un comando ha matado a cuatro personas en Tecamachalco, un municipio de Puebla, en el centro de México. Ninguna de las víctimas rebasaba los 22 años de edad y entre los fallecidos está una niña de siete años. El homicidio sucedió en una zona de compraventa de huachicol, como se conoce al combustible robado, a un costado de la carretera entre Tecamachalco y la capital del Estado.
El ataque se produjo en la noche del jueves frente al restaurante Best Friends. Los agresores abrieron fuego contra una camión, según los testigos. Murieron el conductor Roani Israel González, de 20 años; el dueño del negocio, Uriel Chávez, de 20; Karla Vianey Matías, de 22, y la menor. Los agentes hallaron los cadáveres de los varones en el exterior del establecimiento, mientras que los de las mujeres se encontraron dentro.
A menos de un kilómetro del local ha aparecido el cuerpo de Miguel Ángel Lara, de 20 años, que conducía una camioneta Chevrolet Silverado. Las autoridades no han confirmado si existe una relación entre ambos homicidios ni tampoco han detallado la relación que existía entre las víctimas, si eran familia, como ha circulado en otras versiones de la prensa local.
En el interior del camión que conducía González había cinco bidones, uno estaba lleno de gasolina y los otros tenían restos de combustible. Las autoridades aseguraron el contenido de la caja del vehículo e iniciaron las investigaciones para aclarar los hechos a partir de las pruebas periciales.
El aumento del robo de vehículos, entre otros ilícitos, ha llevado al Gobierno del Estado a estudiar la relación del tráfico de combustible con otros crimenes para plantear una estrategia contra la ola de inseguridad de los últimos meses. La participación en la ordeña y la venta de combustible ha provocado un «proceso de descomposición» de las poblaciones del llamado triángulo rojo, comentaba a EL PAÍS el secretario de Gobierno, Diódoro Carrasco, en una entrevista otorgada hace una semana.
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