¡A punto de morir calcinados!

Poza Rica, Ver.- Una familia que habita la casa número 609 de la calle Morelos de la populosa colonia Manuel Ávila Camacho, a punto estuvieron de morir calcinados, la madrugada del viernes al registrarse un presunto corto circuito en el cableado eléctrico, que en cuestión de minutos se extendió arrasando toda la vivienda construida de madera y lamina de zinc, que fue calcinada en su totalidad.

Marco Antonio “N” quien vive en la casa incendiada, dijo que el incendio los despertó al filo de las tres de la madrugada, pero ya no pudieron salir ya que solo contaban con una entrada al domicilio y este se encontraba envuelto en llamas, como pudo sacó a la propietaria de la vivienda, Virginia Hernández, invidente de alrededor de setenta años, una hija de la señora, un nieto de Virginia, la esposa de Marco e hijo, brincando la barda de la casa contigua, poniéndolos a salvo.

Como mudos testigos quedaron la silla de ruedas de la señora Virginia, completamente calcinada y la motocicleta nueva de Marco, quien la utilizaba como herramienta de trabajo, ya que se desempeña como repartidor de envíos a domicilio.

El hijo de la propietaria narró que, «Solo escuchamos como tronaba, como si fueran cohetes y en cuestión de minutos, quedamos atrapados, afortunadamente Marco pudo sacarnos a todos, para salvar la vida, solo quedaron un perro y un gato, que murieron calcinados».

Prácticamente todos los enseres; estufa, camas, sillas, ropa, comedor fueron reducidos en cenizas en fierro viejo, las láminas de zinc acabaron retorcidas y listas para la chatarra, afortunadamente la rápida reacción de uno de los ocupantes de la vivienda, pudo evitar que terminaran calcinados al quedar atrapados dentro de la casa incendiada.

Fueron elementos de Contra incendio de Pemex quienes trataron de sofocar las altas llamas, que devoraron la casa de madera, no dejaron nada en pie, solo escombros humeantes, que fueron apagados a chorros de agua, para evitar que las demás viviendas fueran alcanzadas por el voraz y pavoroso incendio.

Por Jorge Gómez Moreno