Han transcurrido tres décadas desde el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), y aunque su estructura ha evolucionado, las demandas fundamentales siguen resonando en las regiones que lo componen.
Según Gerardo González Figueroa, investigador de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), el EZLN ha experimentado transformaciones significativas desde sus inicios, con la disminución de las «regiones definidas de bases de apoyo». En lugar de mantener un control territorial extenso, la fortaleza actual del EZLN radica en la capacidad de gobernar de manera autónoma y participativa, con una nueva estructura que busca consolidar su influencia.
González Figueroa enfatiza que la cantidad reducida de zapatistas no implica debilidad, sino que, posiblemente, esta reorganización fortalezca su posición y les permita consolidar la autonomía de manera más efectiva. A pesar de los cambios, el EZLN sigue enfrentando desafíos inherentes al sistema capitalista, como la migración, la delincuencia organizada, la corrupción y la disminución de la participación política.
En las comunidades zapatistas, se observa la influencia del capitalismo, manifestada en viviendas financiadas por remesas de migrantes o dinero vinculado al narcotráfico. Sin embargo, estas construcciones no necesariamente se traducen en mejoras significativas para las comunidades indígenas, lo que resalta la persistencia de las demandas zapatistas.
González Figueroa destaca que, a pesar de los cambios, las demandas fundamentales del EZLN siguen siendo válidas después de 30 años. Entre estas demandas destacan la igualdad, la salud, la educación, la alimentación y la vivienda. Aunque ha habido avances en términos de modernización en Chiapas, muchas de estas mejoras no están directamente relacionadas con el estilo de vida de los indígenas y campesinos, sino más bien con las estructuras capitalistas del estado.
El EZLN, desde su aparición, propuso una forma diferente de hacer política, movilizando a la sociedad civil a través de iniciativas como la Convención Nacional Democrática y el Movimiento para la Liberación Nacional. Aunque ha experimentado cambios en su estructura y enfoque, ha mantenido un diálogo continuo con la sociedad a través de comunicados, cartas y expresiones culturales.
El investigador reconoce los esfuerzos del EZLN para construir la autonomía de las comunidades, presentándola como un proyecto político de los pueblos originarios. Aunque el EZLN es más reconocido a nivel global que en su propio país, ha establecido puentes de comunicación únicos con la sociedad mexicana, incorporando elementos de la cultura indígena en sus mensajes.
En cuanto a la transición del EZLN hacia el indigenismo, González Figueroa sugiere que esta evolución se manifestó en su aparición pública. A pesar de que inicialmente buscaban un movimiento de insurrección popular, la presencia de elementos indígenas en sus documentos y comunicados indicaba un cambio hacia el reconocimiento y la resignificación de la cultura indígena como parte integral de su mensaje político.
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